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  • Foto del escritorSara Jáñez

"El sangrado libre requiere cuestionarse cómo queremos vivir nuestra menstruación"

Cada vez más mujeres luchan por acabar con el estigma de la regla. El creciente deseo social de aceptar el cuerpo femenino, tal como es, ha favorecido la búsqueda de nuevos métodos de higiene menstrual más respetuosos con los órganos de la mujer y el medio ambiente

No te bañes en la piscina, que el cloro es perjudicial, pero mucho menos en el mar, porque tienes más posibilidades de que te ataque un tiburón. Tampoco riegues las plantas, que las vas a marchitar y ni se te ocurra hacer mayonesa, porque la vas a cortar.


Estos son algunos de los mitos que hay sobre las mujeres cuando tienen la regla, pero ¿y si la necesidad de usar tampones, compresas o copas menstruales para no manchar fuese otra de esas historias ficticias? Cada vez son más las que deciden prescindir de estos productos para unirse al sangrado libre, ¿quieres saber qué es?




Cèlia Cuenca tiene 26 años y es de Barcelona. Tras estudiar Humanidades en la Universidad Pompeu Fabra se mudó a París, donde vivió durante dos años mientras realizaba un máster de Historia del Arte. Fue en la capital francesa donde conoció el sangrado libre, una práctica que, después de un año y medio, se ha convertido en su opción predilecta para vivir la menstruación.


Ahora, desde hace casi dos meses, ha decidido contar sus experiencias a través de su cuenta de Instagram, @freetheregla. Con ello, pretende dar a conocer esta opción de higiene menstrual, ayudar a empoderar a otras mujeres y, sobre todo, demostrar que el sangrado libre es viable.


¿Cómo fue la primera vez que probaste esta práctica?


Me iba unos días de escapada rural con mi compañero de entonces. Cuando estábamos a punto de salir, fui al baño y vi que me había bajado la regla. Tenía la copa menstrual en el maletero del coche y, en vez de salir a buscarla, pensé: “¿qué pasaría si dejo que mi sangre fluya?” Para mi sorpresa vi que, durante el viaje, la contenía de alguna manera, sin casi saber explicar cómo. A partir de entonces, empecé a experimentar con mi cuerpo en cada menstruación y, por supuesto, a contar a todas las mujeres y amigas de mi entorno que el sangrado libre es posible.


Pero para conseguirlo, es muy importante haber fortalecido el suelo pélvico y los músculos vaginales anteriormente. En tu caso, ¿cómo lo hiciste?


Yo no había realizado ejercicios específicos para prepararme, aunque, posteriormente, he identificado que algunas actividades me facilitaron la práctica del sangrado libre. Durante siete años fui a clases de danza del vientre, donde los movimientos que se realizan sirven para fortalecer el suelo pélvico. Estos músculos son fundamentales para poder sentir, retener y evacuar la sangre en el momento preciso. También hay otros muchos ejercicios para tonificar la zona, como los Kegel, las bolas chinas o ciertas posturas de yoga.


Y, además, hace falta paciencia. ¿Cuánto tiempo te costó dejar de usar productos de higiene para recoger tu sangre?


Tres meses. Empecé probando en casa para estar tranquila, luego, un día, fui a un café. Como salió bien, decidí ir más lejos, al centro de la ciudad, coger el metro y pasear. Finalmente, en julio de 2017, me vino la regla en una boda e iba a estar allí durante bastante tiempo hasta llegar a casa. Por eso, aprendí muchísimo en esa situación y, a partir de entonces, me adapto a todas las circunstancias.


Practicar el sangrado libre adecuadamente requiere constancia y paciencia. Se recomienda comenzar en lugares tranquilos, como en casa, para aprender en qué situaciones se evacua más sangre. También se aconseja ejercitar el suelo pélvico

¿Crees que compartir tus experiencias y dar a conocer el sangrado libre es importante para eliminar los prejuicios y estigmas que hay sobre la menstruación?


Por supuesto. Esta práctica implica mejorar la relación que tenemos con nuestro cuerpo, escucharnos más y juzgarnos menos. Con ella, también se deja de asociar el concepto de "suciedad" con el de nuestra sangre, por lo que la regla se vive de una forma más agradable y sana. Sin embargo, creo que, sobre todo, es fundamental hablar del sangrado libre para que cada mujer pueda decidir, estando realmente informada, cómo recolectar o dejar fluir su sangre.



Dibujos de Cèlia Cuenca: sobre el sangrado libre


Y cuando las mujeres lo conocen, son cada vez más las que se decantan por esta opción. ¿Por qué crees que lo hacen?


Probar el sangrado libre requiere cuestionar y cuestionarse la manera en la que hemos vivido y queremos vivir nuestra menstruación. Supone reapropiarnos de nuestros cuerpos, empoderarnos y reorganizar el lugar que la regla ocupa en nuestras vidas y sociedades. Es un ejercicio de autoestima hacia nuestro cuerpo enorme y, además, una de las opciones menos perjudiciales para nuestra salud y para el medio ambiente. Creo que, como sucedió con la copa menstrual, cada vez somos más las que queremos decidir libremente lo que hacer con nuestros cuerpos.


Por eso, para ti, ¿practicar el sangrado libre supone un beneficio?


Sí. Para mí ha significado un proceso de autoconocimiento muy profundo y una revisión de lo que había tomado por sabido. He cambiado mi relación con mi menstruación y he puesto en práctica algo que mi cuerpo ya sabía hacer, pero que no le había dado la opción de llevarlo a cabo. Además, en un ámbito político, el sangrado libre significa, entre otras cosas, dejar de ver la regla como algo incapacitante, menstruar en voz alta.



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